En Público
El Violoncello
7º Festival Internacional de Violoncello
León 2023
Por: Víctor Manuel Borrás (FB:lavozdelosclasicos) Fotografías: Cortesía del Forum y del FIV
Permítanme hacerles una pregunta, queridos lectores: Además del juego de la lotería, ¿en dónde más ubican el violoncello como imagen o en sonido? ¿Algún concierto o alguna otra obra que les guste, escrita para ese instrumento? ¿Algún compositor en especial? ¿Alguna canción moderna que lo incluya?
Yo, sólo recuerdo del imaginario popular reciente a un músico guapísimo de apellido Hauser. Pero la verdad es que cuando lo que venden es atractivo físico, pues cualquier otro aspecto pierde relevancia. Lo mismo ocurre con las pianistas voluptuosas que se graban de perfil usando escotes que llegan al ombligo. Lo último que importa es la música o el ambiente.
A principios de siglo había un grupo que tuvo algo de fama, eran 4 chicas inglesas que ingeniosamente mezclaron los instrumentos clásicos de cuerda frotada, con música electrónica. Sonaba muy bien ese concepto, se llama Bond (aún existe) e incluyen un cello muy estilizado.
Pero de ahí en más, nada. En una orquesta, que es donde se acostumbra a escucharlo, su función es de soporte sonoro y amalgama entre las notas brillantes agudas de violas y violines, y las muy bajas del contrabajo. Si vemos la música de forma estructural, los contrabajos se equiparan con los cimientos de una construcción o el chasis de un vehículo, los violoncellos son como los ladrillos o los acojinamientos y aislantes del vehículo, y violas y violines como los acabados.
En su registro pueden tocarse notas tanto de violín como de contrabajo, sin llegar a los extremos. Esa medianía de su sonido, al menos a mí, me requiere ponerle más atención para escucharlo, porque se pierde fácilmente al estar acompañado de otros instrumentos, especialmente si aquellos tocan agudos. Me parece que es más un acompañante que un solista.
El año pasado, vi, ya fuera de tiempo como para hacer planes, que había en León un Festival del Violoncello. Me llamó la atención por lo mismo, es un instrumento que como solista no tiene mucha proyección. Al menos no como el violín, el piano, la flauta o los metales. Debo decirlo, me enorgullece muchísimo el auge cultural que ha estado cobrando nuestra ciudad, mi ciudad, en la última década y que abre el panorama más allá de lo de siempre.
Este año no quise quedarme con las ganas de acudir. Se inauguró ayer en el Auditorio Mateo Herrera -al que le quedaron muy pocos lugares vacíos-, la séptima edición del Festival Internacional del Violoncello, justo con la intención de visibilizar este instrumento tanto en la comunidad de ejecutantes -aficionados, estudiantes o profesionales-, como ante el público en general. Los interesados pueden acudir a clases con cellistas destacados tanto mexicanos como extranjeros. En esta edición vienen: Christine Lamprea (EUA), Valérie Aimard (FR), Guillermo Turina (ESP), Michal Shein (EUA), Iñaki Etxepare (ESP), Guillermo Sánchez Romero (MEX) e Ildefonso Cedillo (MEX).
Fue justamente el Mtro. Idelfonso quien ofreció el concierto inaugural, la noche de ayer, acompañado al piano por la Mtra. Fariza Tchibirova. La dupla lo hizo estupendo, la expresividad en ambos casos se podía ver en los rostros de ellos mientras ejecutaban las piezas, y obviamente lo transmitían en la música. El programa lo conformaron dos obras: los Preludios para Cello y Piano de Manuel Ponce, y la Sonata para Cello y Piano Op. 19 de Serguéi Rachmaninoff. Tan estupendo fue, que al terminar se llevaron una nutrida ovación de los asistentes que, extrañamente, nos quedamos esperando un encore que nunca llegó.
Los invito a que vayan y escuchen algo no tan común a los múltiples conciertos que quedan del festival que se efectuarán en los próximos días, aquí les comparto el programa. Ya les contaré si cambia mi percepción sobre el sonido del Violoncello.
Nos leemos pronto, En Público.