De Perfil
Roberto Beltrán-Zavala
Circunstancias, talento y carácter. Todo para ser exitoso
Por: Víctor Manuel Borrás(FB:lavozdelosclasicos) Fotografías: Cortesía
Fui primero su fan: La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato siempre ha tenido prestigio, pero fue durante su periodo de dirección que yo comencé a asistir a más conciertos sinfónicos. Después comencé una amistad con uno de los músicos, y por esto, a hacerme un poco más cercano a ese entorno que me pareció fascinante. No pasaron muchos años y entré al coro, y a los pocos meses resultó que estaría bajo su batuta tanto en conciertos como en óperas. Yo no dudo en decir que es uno de los más grandes directores de orquesta de esta época en México y el mundo. Disciplinado, riguroso, consciente, generoso, amable.
Al haber dejado la OSUG (más no Guanajuato, pues sigue viniendo) se fue a Europa, pero recientemente vino como invitado a dirigir un programa con la Sinfónica de Yucatán y aprovechando esta visita fue que le invitaron a dar una charla en el Instituto Oviedo, aquí en León.
Cuando supe que venía, sin titubeos le pregunté si me permitiría entrevistarlo a lo que respondió afirmativamente también sin titubeos. La cita fue ahí en el Instituto, donde dictó una charla a la comunidad escolar sobre lo imperativo que es incluir la educación artística en el programa de la educación básica. Después de un cálido saludo, se nos asignó una sala privada para poder conversar plácidamente.
Nacido en la Ciudad de México y radicado en Holanda, se declara Guanajuatense por elección, porque aquí ha vivido, con todo lo que la palabra “vivir” implica. Es por eso que para Guanajuato tiene una única palabra asignada: “Gratitud”. Por el amoroso trato recibido, tanto del público como de los músicos con quienes compartió toda clase de aventuras musicales, o de las figuras de la política, o de la iniciativa privada.
A esa gratitud le corresponde un compromiso de acción en favor de la comunidad y él, desde su trinchera, desea seguir contribuyendo siempre que le sea posible, con, o sin batuta en mano. Por eso accedió a dar la charla.
Ahí, hizo conciencia de la importancia de la educación artística en los niños y jóvenes no por pretender generar un artista en cada estudiante, sino para que cada quién encuentre la mejor manera de expresarse en un nivel superior a su realidad cotidiana; de convivir consigo mismo, con sus emociones y con el entorno, desde temprana edad, desarrollando la capacidad de abstracción (que es como se comunica el arte, por realista que sea, dado que el artista primero hace la abstracción de la información de su entorno para luego devolverla a su manera). Es así, como el arte refleja la esencia de la existencia del ser. En sus palabras: “un individuo que no entra en contacto a tiempo con las disciplinas artísticas en su formación, es una persona que va a tener enormes carencias humanas en su vida”. Por ejemplo, se desarrolla la empatía. El arte tiene la facultad de permitirnos experimentar en cabeza ajena, de hacernos sentir lo que otro sintió sin necesidad de que nosotros vivamos en nuestra piel toda la circunstancia del autor, echando mano de otros lenguajes mucho más profundos que la sola descripción a base de palabras.
Dependiendo del arte ejercido, además de la comunicación, por ejemplo, en la música, se aprende de disciplina, de trabajo en equipo, y algo importantísimo en estos tiempos de ansiedad e inmediatez: el esfuerzo, la organización, el tiempo y la paciencia que se requiere para conseguir un logro sólido.
Es por eso que el arte en la formación de los individuos es indispensable para tener mejores ciudadanos.
Ahora bien, ¿cómo llegó la música a su vida? Digamos que nació rodeado de ella. En casa tenían un piano, una guitarra, un contrabajo, una jarana… se escuchaba por igual música clásica que popular, en su caso, sudamericana -una recomendación que él hace a sus alumnos es que conozcan la música de su tierra-. Su madre ejercía la música como aficionada, pero su padre sí llegó a ser un pianista solista de alto nivel que llegó a tocar con la OSUG en sus primeros años, bajo la dirección del Mtro. Rodríguez Frausto.
Pero había otro arte en su vida antes que la música: la actuación. Sí, participó en montajes desde temprana edad y no sólo eso, si eras niño en los 80 ‘s seguramente lo viste en campañas publicitarias de algunas instituciones, de cuidado de agua o hasta de cereales.
En su niñez también ocurrió el momento que califica como el más crítico de su vida. A los 10 años le diagnosticaron con malrotación intestinal (1), una condición donde los órganos internos no están en su lugar porque el intestino no tomó el sitio que regularmente le corresponde desde la formación del feto.
La cirugía para corregir esta situación requirió de 4 especialistas y duró 8 horas. Estuvo hospitalizado un mes, perdió la movilidad y perdió el año escolar. La recuperación le tomó 6 meses. La muerte se hizo sentir cercana. A esa edad, una experiencia así, es un cataclismo. Y no sólo para él, sino para toda la familia, y en todos los aspectos. Hoy, que es padre de dos niños pequeños que van a llegar a esa edad, sólo imaginar la situación le reaviva el profundo dolor de ese momento.
Le pregunté sobre su adolescencia y, para mi sorpresa, me dijo que fue atormentada. Que era muy inquieto, curioso y aventurero en sentidos no muy favorables. Eso fue como desde los 15 años. Pero tuvo la fortuna que pocos tienen de comprender que se estaba equivocando, y solo, por su cuenta, sin presiones, sin haber llegado a una tragedia mayúscula, decidió en algún momento, a los 18 años, que era tiempo de parar y encauzarse.
Aún en esos momentos turbios se hizo acompañar de los deportes. Jugó baseball en la Liga Olmeca por unos diez años. Después, durante más de 5 años practicó el tenis. Todo eso terminó cuando comenzó la vida profesional más en forma, por ahí de sus 23 años.
En los primeros párrafos les decía que radica en Holanda, y es porque tiene la nacionalidad holandesa también. Ocurrió que, mientras estudiaba Composición en la Escuela Superior de Música, era Director Asistente de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México y entonces fue que se interesó en hacer carrera como Director y para eso necesitaba tener la formación profesional. Hizo audiciones en Europa y habiendo aprobado en Holanda, y con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), fue becado con un apoyo para estudios en el extranjero que empleó para estudiar un carrera con título doble: Composición y Dirección. Además de una Maestría en Dirección de Orquesta.
Cuenta que al llegar allá se sintió muy intimidado por el entorno tan ferozmente competitivo. Y por los métodos empleados por los maestros que se basaban en la crueldad, cosa que aún no se erradica, pero que en aquellos tiempos era predominante. Si hubo un momento de angustia que lo marcó, fue el examen de primero a segundo año de la licenciatura. Dice que es la única vez que se ha subido al escenario dominado por el pánico. Y no era para menos, estaba en juego su permanencia en la carrera y en aquel país. Si fallaba, debía regresar a México.
Sin embargo, encontró la manera de sobreponerse a ello y al poco tiempo de aprobar ese examen en el Conservatorio de Rotterdam de la Universidad de las Artes, participó en una competencia que resultó clave, pues le abrió las puertas al mundo laboral, mientras cursaba todavía el segundo año, de cuatro que duraba la licenciatura. De ahí que al terminarla e ingresar a la maestría, fue nombrado Director de la Orquesta de Cámara de Diplomacia Cultural; es decir, la orquesta que toca conciertos en eventos oficiales de primer nivel. Para facilitar los trámites relativos a los viajes con la orquesta, un diplomático holandés le indicó que sería conveniente naturalizarse en el país, pues tenía por delante 4 años más de contrato. Eso no significaba que le iban a entregar unos papeles así sin más. Tuvo que aprender el idioma holandés ¡en un año!, con la ayuda de su entonces novia. Le hicieron su evaluación, la aprobó y desde 2008 es ciudadano holandés.
Esa rudeza en su formación es la que lo ha hecho “infalible”, así me lo dijo, pero también reconoció que al ganar el concurso, su actitud se tornó engreída, y es por eso que los Maestros decidieron actuar en consecuencia, aterrizándolo por las malas.
Este tema de su llegada allá y el trato rudo, me llevó a preguntarle sobre racismo y discriminación. “No lo hubo”. El vocablo “universidad” significa “totalidad, colectividad”. La Universidad de las Artes recibe personas de todo el mundo y por lo tanto el tema del racismo, al menos en ese momento, no surgió ante los ojos del Maestro Beltrán-Zavala. De hecho, ya pasados los años, él fue el primer director no holandés y no europeo de la Orquesta de La Haya, en más de 100 años. “Claro que lo hay, en todos lados, pero la impresión que tengo, es que los latinoamericanos en general, somos bien acogidos en Europa. Quizá en España no tanto, por cómo tanto de un lado como del otro del Atlántico, los gobiernos han estado azuzando irresponsablemente a los pueblos unos contra otros.”
En cuanto a la discriminación “yo nunca me he sentido discriminado en Europa. Me ha ido mejor que al holandés promedio estudiante de Dirección de Orquesta, ¡mucho mejor! Con lo cual no te estoy diciendo que no le haya podido pasar a otros.”
“El punto ciego que tienen allá es el eurocentrismo”. Dice en comentarios de broma que el europeo promedio todavía ha de pensar que si se aleja mucho de las costas se va a caer del mapa. Refiere que la educación común del europeo, plantea que el mundo civilizado es Europa y lo demás es una clase de zona salvaje. Como ejemplo me mencionó el Meridiano de Greenwich, que divide al planeta en los sectores oriental y occidental, además de regir los husos horarios. Es un sitio elegido arbitrariamente, que pudiera estar en cualquier otro lugar, a diferencia de lo que puede significar el ecuador para los hemisferios.
Pasando al tema de la música y sus compositores, al Mtro. Beltrán-Zavala le parece que los músicos ya fallecidos resuenan en la persona actualmente viva, como si una parte de su espíritu le habitara. Siendo así, una cosa serían los gustos o lo que se prefiere escuchar, pero muy distinto es lo que se desea ejecutar. En su caso, le gusta mucho escuchar a Bach, pero no es un repertorio que le interese abordar aún. De los que sí le resuenan actualmente y que aborda con todo el gusto y la pasión, nombró a Shostakovich, Mahler, Rachmaninov, Haydn, Beethoven, Wagner, Schumann, y más recientemente, Mozart.
En cuanto a sus actividades para este año, me comentó que fue a Malta el mes pasado y volvería a mediados de marzo antes pasando por Bremen una semana; que en abril vendrá a Boca del Río y en junio a Jalisco. Después irá a Palermo, donde es Director Musical, para montar Las Bodas de Fígaro y Turandot. Posteriormente, con la Orquesta Real de Valonia, en Bélgica, efectuará 6 conciertos y una grabación. Para principios de noviembre dirigirá a la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú, para luego volver a Bremen, a principios de diciembre, y así cerrar un año por demás productivo y emocionante.
No se podía ir sin decirnos… ¿Cuál es tu Jouska?
“Si no tiras, no anotas.”
En Jouska agradecemos las facilidades que nos otorgó el equipo del Instituto Oviedo para realizar esta entrevista.
Para Mayor información sobe el maestro visiten su web: https://robertobeltranzavala.com/