En Público
De la curtiduría y la agricultura, a las Bellas Artes
El 18 aniversario del Forum.
Por: Víctor Manuel Borrás (FB:lavozdelosclasicos)
Fotografías: Naza Pf y Víctor Manuel Borrás
La cultura en León comenzó a tomar otra dimensión hace 18 años. Fue aquella una tarde tranquila y nublada, curiosamente, igual que la de antier, también 7 de septiembre. Por décadas, ahí se había ubicado el Instituto Lux, en el que fuera el camino de salida a la carretera hacia México.
Ahora había: una gran Biblioteca Estatal, junto con un plantel educativo que hospedaría la Escuela de Artes de la Universidad de Guanajuato, y al otro lado, la construcción de lo que sería un museo, el de Arte e Historia de Guanajuato, flanqueando una inconclusa calzada, la de las Artes, que en una parte tenía adoquinado, con una fuente circular en desniveles con acabado de mosaico que puede ser un pequeño anfiteatro (como para presentar un cuentacuentos o un monólogo), pero más adentro el suelo estaba asfaltado, y una gran lona a nivel de piso con la imagen computarizada de un hermoso teatro que pretendía construirse e inaugurarse uno o dos años después, cerraba el paso a la zona que apenas se preparaba para ser construida.
La cita fue a las 6 de la tarde. En comparación con los eventos que le sucedieron, acudió poca gente, pero mucha para ser un concepto del que no había antecedentes y el público no sabía qué esperar de un sitio así, en una ciudad como León. Ese era el primer espectáculo puramente artístico abierto al público tras los eventos protocolarios de inauguración, que habrían comenzado por ahí del medio día.
En el borde de la fuente-anfiteatro algunos actores interpretaron como estatuas vivientes a próceres del arte universal como Sor Juana Inés de la Cruz, Leonardo Da Vinci o Wolfgang Amadeus Mozart, anticipando el alud de artes como literatura, pintura o música que vendría con los años a inundar el sitio. Pero el plato fuerte corrió a cargo de la compañía australiana Strange Fruit, que presentó un impactante y bellísimo espectáculo de danza aérea llamado “The Field”. El concepto técnico de ese espectáculo era tan vanguardista, que apenas lo he vuelto a ver en la inauguración de los juegos olímpicos de París, hace unas cuantas semanas.
Era el 2006 y por iniciativa del empresario Roberto Plascencia Saldaña y en conjunto con el, primero Gobernador del Estado, y luego Presidente de la República, Vicente Fox, se estaba inaugurando un espacio que pretendía convertirse en un polo cultural sin parangón en el país, cuya joya sería un teatro para ópera de última generación, el primero que se construiría en el país tras la inauguración del Palacio de Bellas Artes, hacía más de 70 años.
Con retos no menores, el objetivo se ha logrado y ha trascendido. El museo ha albergado importantes exposiciones con obras de artistas tan relevantes como Remedios Varo, Rufino Tamayo y Manuel Felguérez. Ahí, por primera vez en mi vida me sentí cautivado al observar una pintura, cuando estuve frente al cuadro “Efecto de La Luna Sobre Bayona” de Guillermo Gómez Gil, eso fue en 2013. Actualmente el museo recibe un promedio al mes de 15 mil visitantes. La Biblioteca Central Wigberto Jiménez Moreno ha atendido a más de 3 millones de usuarios desde aquel día. El Teatro del Bicentenario, inaugurado en 2010, y donde se han montado grandes producciones como Don Giovanni, Cenerentola o El Elixir de Amor, detonó la aparición de otros centros culturales de alto nivel en grandes ciudades como Guadalajara, Querétaro o San Luis Potosí, dinamizando y descentralizado el ámbito operístico nacional.
Para celebrar este 18 aniversario, que no escatimaré en decir que es de gran relevancia nacional, por su impacto social, en esa misma Calzada de las Artes que mediante escenarios montables ha recibido a artistas como Julieta Venegas, Armando Manzanero o Fernando de la Mora, en eventos de primer nivel al aire libre cuyo único precio a pagar es acudir a tiempo para alcanzar un lugar, ayer se presentó la Herman Orchestra con un concierto que, paradójicamente respecto a la mayoría de edad que representa llegar a los 18 años, nos convirtió a todos en niños, algunos en cuerpos de 4 años, otros de 40 y otros de 80. Evidentemente, en una hora y media no se puede abarcar el vastísimo acervo musical que Walt Disney ha aportado al mundo en 100 años de existencia. Pero hicieron un digno repaso por los segmentos más representativos de los temas de películas desde Blancanieves y la Cenicienta hasta Frozen e Intensamente.
Yo, de niño, ni de chiste me imaginaba que esa música se podía escuchar en vivo y que la tocaban personas de carne y hueso, así que no me imagino la emoción y la ilusión que sería para esos niños que ayer por primera vez vivieron la música con temas que les fascinan, complementado con escenas en pantallas de la película correspondiente al tema que se escuchaba. Pero me imagino que no era muy distinta a la de aquellas muchachas que estaban junto a mí y que se sabían todos (y me refiero a TODOS) los temas de las películas, que cuando menos escuchamos de unos 25 títulos de todos los tiempos. O de aquella de los que ya eran abuelos y de todos modos pedían eufóricos “¡otra! ¡otra!” cuando la orquesta se despedía. No lo ocultaré, lloré con las escenas de Toy Story y dos preguntas me asaltaron: ¿por qué dejamos de ser niños? ¿por qué no he visto la mayoría de esas películas si tienen tan buena música? Tendré que irlas viendo en los próximos meses o años.
Fue un bellísimo concierto que cerró con la música de “Coco” y con las mañanitas al Forum. Un concierto que repitió, en los hechos, las premisas de llevar la cultura a todo aquel que quiera acceder a ella, sin importar su estrato social, económico o demográfico. Sólo tiene que ir, tal vez en “oruga” como lo hice yo.
Personalmente, de niño apenas tuve oportunidad de encontrarme con las bellas artes, por no decir que nunca. Lo que he aprendido, y luego tenido la enorme fortuna de poder aportar un granito, aunque sea en un lugar muy modesto, pero no menos digno, al arte en mi ciudad, ha ocurrido en el Forum Cultural Guanajuato. Le estoy enormemente agradecido.
Desde que fue inaugurado en 2006, el Forum ha recibido alrededor de 5 millones 973 mil 545 personas. Es un orgullo de la Ciudad, del Estado y del País que merece seguir creciendo y aportando alta calidad en cultura a nuestra sociedad, superando los retos propios de los tiempos, de su evolución, y la de su entorno.
¡Enhorabuena!
Nos leemos pronto, En Público.