En Público

Orquestas y Coros de la Fundación León, en el marco del Festival de Verano.

                                               Por: Víctor Manuel Borrás (FB:lavozdelosclasicos)
                             Fotografías: Jacqueline Reynoso

 

Sobre Las olas

Según yo, la ubicuidad era la habilidad de conocer dónde se ubica uno y cómo proceder en función de eso. Si el entorno cambiara y eso exigiera adaptar comportamientos o características, pues poder hacerlo. Al parecer estaba equivocado porque en realidad es sinónimo de omnipresencia: Estar en todo lugar a la vez. Y entonces no encontré la palabra para la idea que ya les expliqué.

Tal vez simplemente la idea sea: conciencia. Con el celular pueden salir muchos ejemplos de lo que es opuesto a dicha idea. Quien va manejando y responde una videollamada, no está procesando que manejar es lo importante y voltear a ver el teléfono es impertinente. O estar en una fiesta grabando todo, si a lo que se va, es a estar presente y a compartir el rato con el festejado; para grabar están los fotógrafos y para ver las grabaciones, se puede hacer en cualquier otro lugar. Son ejemplos de no tener conciencia de dónde se está y para qué se está ahí.

Esto es importante porque ayer acudí al concierto que ofreció, en la sala principal del Teatro del Bicentenario RPS, las Orquestas y Coros de la Fundación León. Son unas orquestas y coros comunitarios formados por niños y adolescentes que proceden, principalmente, de las colonias San Juan de Abajo, Las Hilamas y Ampliación San Francisco. Para quien no es de León, sepa que son colonias con tendencia conflictiva y la mayoría de sus habitantes tienen profundas carencias de toda índole.

Debo decirles que aunque sabía de la existencia de estas organizaciones, no conocía realmente su trasfondo. Sé que muchos de ustedes tal vez sí lo sabían, pero este texto es para presentarles a los que como yo, no lo saben, un trabajo de restauración social que me parece primordial.

Cuando uno va a un concierto con músicos profesionales, uno va a ver una ejecución que espera que sea perfecta en cuanto a su técnica, independientemente de lo que el artista en cuestión haya vivido en el pasado lejano o inmediato. Se supone que su preparación le da para estar en condiciones físicas y emocionales adecuadas para la presentación, a pesar de su vida.

Pero en eventos como el de ayer, es a la inversa. Lo importante es qué hizo el niño hoy, o ayer, o hace 10 días. ¿Comió bien? ¿Descansó bien? ¿Qué preocupaciones tiene? ¿Es amado? ¿Es apreciado? ¿Tuvo que ir con su mamá a perder el día en el Hospital Regional? ¿A sacar al hermano que lo cargó la patrulla porque traía un gallito? ¿O porque asaltó a alguien?

Es absurdo pensar que la técnica será perfecta. Uno sabe que escuchará imprecisiones, ora de tiempo, ora de afinación; alguien se comerá una entrada y alguien más entrará en falso. Aquí lo que se va a apreciar es el heroísmo de estar ahí, a pesar de lo rota que pueda estar la familia, la autoestima, la salud, la educación o la sociedad donde se desenvuelven. Antier se presentó la Orquesta Sonar Las Joyas, que opera con un formato similar, en otra colonia al estilo de las mencionadas. Ambos eventos fueron gratuitos.

Yo los veo como un gran trabajo de formación social. Primero, porque además de ofrecer al niño un lugar seguro donde será libre y feliz al menos por unas horas, alejándose de su compleja realidad; le enseña a trabajar en equipo, dando oportunidad de que, quien aprendió mejor o ya lleva tiempo, guíe amablemente al nuevo o a quien no le termina de salir su pasaje; y a este último, a recibir las correcciones de buena manera y a comprometerse a hacer el esfuerzo para que salga bien su parte y no eche a perder el trabajo de los demás. Eso lo vi mientras una de las niñas de las percusiones instruía a su compañero sobre sus entradas.

Segundo, porque al paso del tiempo, con su habilidad musical habrá logrado darle otra perspectiva a más aspectos de su vida, y a irles dando solución si no lo hacía antes, o una mejor, si es que los intentos previos habían fallado. Esto incluye casos tan drásticos, como de adolescentes que han aprendido primero a leer y ejecutar música, que a leer y escribir palabras.

Además, los pone en un escenario excepcional, el mismo que ha pisado Javier Camarena o la Orquesta Sinfónica Nacional, dándoles una oportunidad única en la vida.

Por otra parte, está la de los asistentes, que también en pocas ocasiones han tenido la oportunidad de acudir a recintos de este tipo, con todo lo que ello implica. En fin, son eventos donde todos ganamos.

El programa de Fundación León se llamó “Guanajuato Sinfónico”, y de verdad que lo fue. Con composiciones de Juventino Rosas, María Greever, Joaquín Pardavé, José Alfredo Jiménez y Rubén Méndez del Castillo; con arreglos de Luis Cibrián y Hansel Guerra entre otros; con la gran dirección del Mtro. Moisés Mata Piña y la notable ejecución de los niños procedentes de las colonias mencionadas, el programa fue 100% guanajuatense.

Aquí, quiero hacer una especial mención y reconocimiento a todos los directores de grupos comunitarios, porque ensayar y preparar en una disciplina a un aficionado o aprendiz con escasa formación en el tema, requiere infinitamente más pedagogía y flexibilidad, que ensayar con profesionales. Su trabajo salva más vidas que la Cruz Roja y fortalece más a la Patria que muchas instituciones oficiales.

Muchísimas gracias al personal del Teatro del Bicentenario RPS y al Maestro Moisés Mata por haberme concedido unos minutos para empaparme sobre este tema del que ignoraba muchos detalles.

Querido lector: si en tu casa o en la de alguien que conoces, sabes que un niño puede salvarse por medio del arte pero le faltan los recursos, en León puedes acercarte a:

Las dos primeras no sólo ven temas de arte, sino que son de atención integral. Hay muchos más temas en los que ofrecen capacitación y asistencias sociales.

Si eres empresario y quieres hacer donaciones monetarias o en especie para salvar vidas desde la base del ser, acércate también a estas instituciones. Tu dinero o equipo darán resultados palpables, y verás a la infancia y juventud guanajuatenses navegar sobre las olas de la vida, en vez de verse arrastrados por ellas.

Nos leemos pronto… En Público.

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